Podría decirte a diario que mientras suena tu voz coloqués tus dedos tibios sobre mi espalda y así sabré que el día termina bien siempre y cuando esté sintiendo un poco del calor de tu cuerpo sobre el mío

 Amar es algo que se termina decidiendo a diario. Y yo, despierto, me estiro como gato, salgo de la cama, preparo café, entro a la ducha, salgo fresca emanando ese perfume que tanto te gusta, me sirvo una taza y decido seguir amando, mientras sonrío luego del primer sorbo.

Y siempre, los domingos, estoy aquí pensándote mucho.

 Te quiero contar tantas cosas de mi día y lo voy a dejar aquí.

Por ejemplo, sentí tu ausencia y vine, recogí mi cabello, con lo que te gustan mis ondas y pensé ¿Cuándo vas a acariciarlas?

Siempre quedo esperando que volvás, porque siempre te estás yendo.

¿Sí sabés que mis brazos tibios están para recibirte por si tenés frío?

Ojalá supieras cuánto amor alberga en este corazón que late mucho cuando decís mi nombre.

 Solamente una certeza, que me quiere, aunque no sé para qué, bastará para sanarme.